Emergencia Climática y Green Hospitals

Replanteando estrategias, estructuras y procesos

Los impactos que el cambio climático está teniendo y va a tener en el planeta afectarán directamente la salud de los habitantes y como consecuencia, los sistemas sanitarios van a verse afectados para dar la mejor de las respuestas en términos de educación, prevención, atención sanitaria directa y rehabilitación.

Por otra parte, las estructuras sanitarias suelen ser centros de alto impacto medioambiental por la cantidad de energía que consumen y el volumen de los residuos que generan. Por ello, siendo como es arte y parte del problema, sujeto y objeto del cambio climático, más que nunca el sistema de salud puede ser parte implicada en la solución a la emergencia climática que ya vivimos.

La Fundació Sanitaria de Mollet (FSM) es una entidad sin ánimo de lucro que presta servicios sociales y de salud a una población referente de 165.000 habitantes de la conurbación de Barcelona, a 15 km de la ciudad. De su cultura corporativa destaca su mirada social, su alto compromiso con la responsabilidad social y su modelo de atención centrado en las personas.

La construcción hace 11 años del actual Hospital de Mollet, impulsó una cultura de transformación institucional anticipando la agenda climática a partir de distintos focos de interés, estructurales y de proceso.

El primer foco fue apostar por una arquitectura sostenible y orientada a maximizar el aprovechamiento de la luz gracias al diseño de un hospital horizontal que se adapta al entorno y al terreno, humanizando el contexto y consiguiendo un centro iluminado de forma natural y de fácil acceso ciudadano. Sus patios de luz interior permiten aportar luz natural y máxima ventilación al 100% de los puestos de trabajo y a todos los dispositivos asistenciales, consiguiendo un ahorro del 40% del consumo diario de luz.

 

 

 

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El planteo como un volumen horizontal favorece una contextualización adecuada del edificio con el entorno, Hospital de Mollet, Mollet del Vallès, 2010, Mario Corea Arquitectura. Foto © Pepo Segura

Una segunda diferenciación fue aportar en todos los espacios asistenciales y habitaciones de pacientes techos de radiación calórica para minimizar el consumo de clima interno. Con este sistema el centro consigue no sólo disminuir la aportación energética para climatizar los espacios con pacientes, sino que les ofrece un ambiente silencioso, que consigue relajar el clima en el que éstos son atendidos y crear una atmósfera de cuidado espiritual.

Un tercer elemento fue el de apostar por fachadas ventiladas y cubiertas sostenibles en el sentido de conseguir el máximo aprovechamiento de la luz, Y protección térmica para minimizar cambios de temperatura.

Un elemento estructural de gran relevancia fue la instalación de geotermia en el 100% de la superficie hospitalaria ya en el diseño del centro. La instalación geotérmica es la cuarta en dimensiones en Europa y consigue importantes ahorros de consumo energético gracias a sus 150 pozos que alcanzan una profundidad de 146 m. Gracias a ello el agua a los 146 m de profundidad consigue una temperatura de 14–16 grados que minimiza la energía para calentarla o enfriarla a demanda. Los resultados de la instalación absolutamente amortizada a los 7 años de funcionamiento permiten un ahorro directo del 20% del consumo de electricidad para calentar o enfriar el agua que precisa la instalación y disminuir considerablemente la huella de CO2.

Otro factor estructural relevante es el del aprovechamiento del agua de lluvia gracias a colectores de recogida en un aljibe central que permite el riego del 100% de los espacios comunes sin consumo externo de agua adicional.

La instalación de una superficie de 6.000 m2 de 1.400 placas fotovoltaicas de alta eficiencia en el 100% de la cubierta operativa del hospital ha supuesto un ahorro también muy considerable. Aprovechando las nuevas regulaciones que incentivan el autoconsumo, en 2020 se acabó una instalación que se amortizará en 5 años y que ya hoy permite el ahorro del impacto de CO2 que equivaldría a la plantación de un árbol diariamente, y un ahorro del 20% del consumo energético global.

Otro factor decisivo fue la apuesta por el uso de energías renovables para el 100% del consumo eléctrico, garantizando que la compra de energía fuera estrictamente verde.

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Los patios aportan tanto luz como ventilación natural y vistas a áreas verdes, Hospital de Mollet, Mollet del Vallès, 2010, Mario Corea Arquitectura. Foto © Pepo Segura

Un trabajo de fondo ha sido el de mejorar la cultura de gestión de residuos que ha permitido pasar de gestionar 5 sistemas a 29 sistemas distintos en 8 años. El compromiso de los profesionales de la gestión en el día a día, tanto en la reducción sistemática del uso del papel y el cartón como en la implicación de entidades externas, proveedores y partners, ha sido fundamental para conseguir resultados sostenibles.

Fruto de esta política continuada, la FSM ha conseguido reducir en un 72% su huella de carbono CO2, un 20% el consumo de agua, un 18% el consumo de gas y un 20% el consumo de electricidad.

A su vez, la normalización de procesos y la gestión integral de la energía bajo un centro de control centralizado ha permitido conseguir numerosas certificaciones medioambientales y obtener el reconocimiento del “Silver Award” en el “Ashikaga-Nikken Excellence Award for Green Hospitals” de la International Hospital Federation en el 44 Congreso Mundial de Hospitales 2021.

El futuro pasará por la necesaria implicación de los profesionales en la gestión más eficiente de los procesos asistenciales desde el punto de vista de la adecuación, la no sobreutilización de recursos diagnósticos, la minimización de exposición a tratamientos fútiles, minimizar los residuos extremando usos, incorporando más teleconsultas, y reduciendo estancias innecesarias en los hospitales.

Imagen principal: La cubierta libre ha permitido la instalación fotovoltaica en el 85% de la superficie edificada, Hospital de Mollet, Mollet del Vallès, 2010, Mario Corea Arquitectura. Foto © Óscar Sotos